sábado, agosto 25, 2012


DE FASCISTAS, PROSTITUTAS Y TECNOLOGIAS DE LA INFORMACION:
Una aproximación pretenciosa a la filosofía crítica.

Por Diego H. Tenjo Ramírez
Estudiante de Ciencias Sociales Universidad del Quindío.

Well, maybe there's a god above
But all i've ever learned from love
Was how to shoot somebody who outdrew you
It's not a cry that you hear at night
It's not somebody who's seen the light
It's a cold and it's a broken hallelujah
Hallelujah…
Leonard Cohen.


Cuadro de texto: Heidegger apoyando a Hitler. Leipzig, noviembre, 1933 *Martin Heidegger se equivocó, se equivocó y desconoció el testimonio del Dr. Frankl, tapó con un dedo el sol, negó la barbarie y la violencia contra la humanidad auspiciada por quienes en un delirante empeño juraron ser el centro del pensamiento occidental, la panacea y la continuidad del legado griego.

Heidegger se equivocó y me esmero en imaginar su hipotética reacción y el conflicto interno que carcomía su poca libertad espiritual, reprimenda que bien merecida tenía por poner al servicio del nacional socialismo su conocimiento, su agudeza intelectual, por ocuparse de forma entusiasta en el desarrollo de una filosofía del nacional socialismo, justificaciones para un sistema despiadado, para el “mal elemental”, para lo bárbaro. Sólo bajo el argumento de que Alemania era el centro del pensamiento occidental.
Eso debido a que según él en Norte América el hombre sucumbió al mercantilismo y a la tecnificación de la tierra, (digo Norte América, porque América Latina en la lógica del pensamiento Heideggeriano no existió, apareció en el mapa sólo algún tiempo después cuando con la complicidad del Vaticano y la Cruz Roja Suiza, muchos de esos tiranuelos nazis huyeron de Europa luego de la segunda guerra para esconderse bajo el antifaz de intelectuales, empresarios y “hombres de bien”; vinieron a cultivar la bacteria del fascismo y del capitalismo totalitario fenómeno que décadas más tarde germinó y se vio reflejado en la ola de dictaduras militares que azotaron el sur del continente, esos tiranuelos remedos de Hitler que cegaron tantas vidas e historias). Mientras bajo esa misma razón en Rusia el Marxismo masificó al hombre en el marco de un colectivismo dictatorial.
Condeno a Heidegger Por malversar a Nietzsche y tergiversar malintencionadamente sus enseñanzas en su afán de justificar lo injustificable, por desinformar y aconsejar al fascismo difundir ediciones de bolsillo retocadas de la filosofía de Nietzsche apropiadas al acomodo nazi. En buena hora Friedrich se sumió en la locura más profunda y muda como un gesto sensato y honorable para evadir lo que hacían con sus enseñanzas los nazis y hasta la ignota de su adorada hermana. Critico a Martin Heidegger por hacer inviable y lesionar la confianza que teníamos en los dos grandes anuncios que tuvo en su momento Zarathustra para la humanidad cuando bajo de la montaña luego de años de retiro espiritual: La muerte de Dios y el sentido de la tierra.
 “¡Hermanos míos, yo os exhorto a que permanezcáis fieles al sentido de la tierra, y nunca prestéis fe a quienes os hablen de esperanzas ultraterrenas! Son destiladores de veneno conscientes o inconscientes(…) Antaño, los crímenes contra Dios eran la máxima blasfemia. Pero Dios ha muerto, y con él han muerto esas blasfemias y han desaparecido esos delitos. Hogaño el crimen más terrible es el crimen contra la tierra; es decir, poner por encima del sentido de la tierra las entrañas de lo incognoscible”. [i]  
En el nacional socialismo se puso de manifiesto lo peor de la humanidad y Heidegger consciente y cobardemente negó los métodos racionales, burocráticos y metódicos del exterminio judío hasta sus últimos días. Aunque la historia intente ocultar esa etapa de su pensamiento y lo presente ahora como el filósofo más importante del siglo XX y aunque Arendt una judía que padecía el holocausto lo defienda a Heidegger airadamente diciendo que el oficio del filósofo es mirar para arriba hacia las estrellas y no ver el hueco en la tierra, no mejor saquemos a Arendt de esto, que el amor es una anestesia poderosa y todo lo justifica.
Es que exterminar no era otra cosa que un trabajo al interior del régimen nazi, un trabajo similar a ir a la oficina, cumplir con un horario y con una tarea específica; Una burocracia del sistema, la tarea era el exterminio judío, el proyecto era la materialización del odio y la radicalización de la negación del otro.
No ya lo que nos hacen creer que la Alemania Nazi surgió de una compleja maquinaria económica y política avivada por la furia de un cristoloco solitario y megalomaniáco llamado Adolf Hitler, que no puede ser que aún hay quienes creen que mediante la fórmula de la dominación carismática[ii] aplicada al caso del Führer nos hizo creer a todos que todo ese andamiaje emergió solo de su mente inculta y enferma. Eso no es cierto, Hitler fue la encarnación y la respuesta desde las entrañas del resentimiento del pueblo alemán tras la derrota de la primera guerra y la hondísima depresión económica en la que Alemania se sumergió tras la firma del Tratado de Versalles en 1919.
Hitler representaba la sed de venganza luego de la contundente derrota de Alemania y por eso cobra sentido la invasión a Polonia y a Francia, justificada y alentada por Heidegger en su discurso de posesión como rector de la universidad de Freiburg.
Queda claro que el Führer era la viva imagen de la instrumentalización de la razón, Max Horkheimer en la “Critica a la razón instrumental”[iii] comenta que la razón abandona su autonomía porque la razón subjetiva siempre tiende a contaminar con fines individuales a la verdad que es utilizada como medio para alcanzar unos fines que ni ella misma controla, este proceso se construye cuando surge una afirmación universalmente valida que puede aclarar y ayudar a los hombres a vivir con razón y en armonía, pero siempre es un tremendo fracaso cuando la prostituta razón es tomada como herramienta de sólo un sector que la dirige con el propósito de suplir o satisfacer bienes individuales. (Horkheimer 1973).  Siempre al lado del más fuerte, del discurso dominante.
Mientras transcurren páginas y páginas de injusticia y brutalidad en la perspectiva psicológica de los prisioneros judíos narrados honestamente por el Dr. Frankl, pienso en el que narra en primera persona como un Heidegger humanista, el del Ser y el tiempo, el que cimentaba la esperanza en el hombre quien se indagaba por el origen y el posterior encuentro con el Ser y la tierra. El que justificaba la existencia en tanto entendiéramos que nuestra inexorable característica de temporalidad es inherente a nuestra naturaleza y debemos aferrarnos intensamente a la vida mientras dura. Muy similar a algunas conclusiones del texto en mención (del que les debo la cita). Donde se intenta justificar el valor de la autodeterminación y de la capacidad de ser dueños del destino a riesgo aún de las situaciones adversas, de descubrir humanidad en las cosas simples, de encontrar belleza en los pequeños detalles más allá de la fealdad y la miseria del entorno. Entender que la sensibilidad encuentra arte donde no se lo espera y sobre todo comprender que solo la libertad de espíritu y la elección de la actitud personal, para elegir el camino propio que nos hace verdaderamente libres.
Foucault decía que la razón necesita afirmarse negando la locura, así como la sociedad necesita desarrollarse negando la delincuencia. Pero también que toda intención de poder genera resistencia al poder (Foucault 1958), y tal vez con ese mismo ánimo me encuentro hoy despotricando activamente contra la razón que es una puta, una mercenaria que no puedo pagar y abogando por la instrumentalización objetiva y viable de las herramientas que existen y deben estar al servicio de la humanidad, más no al sentido contrario.










[i] NIETZSCHE, Friedrich. Así habló Zarathustra. Primera Parte: Prologo de Zarathustra I. Biblioteca Contemporánea. 1994. Pág. 38.
[ii] Sobre la dominación carismática y los tipos de dominación legítima ver. WEBBER, Max. Economía y Sociedad, México. Fondo de Cultura Económica, Vol II (1969) Cap.II. Los tres tipos puros de la dominación legítima. Sociología de la dominación.
[iii] Ver. HORKHEIMER, Max. Critica de la razón instrumental. Versión Castellana de: H.A Murena y D.J Volgelmann. Versión digital en http://www.archivochile.com . Web del centro de estudios “Miguel Enríquez”.